Conoce algunos emocionantes testimonios de pacientes que lograron encontrar la plenitud gracias a nuestros tratamientos.

Carolina (30) y Pablo (31) llevan 1 años de casados y pololearon 8 años. Ella fue criada en una familia muy conservadora y estudio en un colegio católico. Fue criada en un entorno donde se considera primordial llegar virgen al matrimonio. Él pertenece a una familia en la cual se acepta la diversidad. Debido a que ella fue su primera polola formal, él acepto sin poner trabas la decisión de Carolina, por tanto ambos llegaron virgen al matrimonio.

Tras un año de casados fueron juntos al ginecólogo para hacer los exámenes de rutina y le consultaron al doctor acerca de dolores al momento de la penetración. Él nos recomendó visitar a Odette Freundlich, Kinesiologa y nos anticipo que nos cambiaría la vida. Ambos asistimos juntos, lo cual consideramos primordial para el éxito del tratamiento.

Al comienzo no fue fácil llevar a cabo el tratamiento, mas por un tema de ignorancia que por el tipo de ejercicios que debimos realizar. Creemos que el avance fue muy exitoso debido a que fuimos muy rigurosos en cumplir las tareas y aprender desde lo teórico a lo práctico sobre la sexualidad. Realmente estábamos sorprendidos de lo ignorantes que éramos y estamos seguros que el hecho de mantenernos 100% unidos y abiertos de mente en el tratamiento fue fundamental.

Hoy damos gracias a Dios de haber consultado a Odette quien nos ayudo enfrentar en primer lugar que realmente teníamos un problema, él cual no estaba completamente asumido. Asimismo nos dijeron que no era grave y afortunadamente tenía solución. Odette en la primera consulta nos tranquilizó al comunicarnos que los pacientes que terminan el tratamiento tienen 100% de probabilidad de éxito.

Hoy estamos muy felices de tener relaciones sexuales placenteras y sin dolor. Nos reímos de lo conservadores que éramos para estos temas. El hecho que estemos consolidados en éste ámbito ha hecho que nos amemos aún mas y seamos aún mas abiertos en nuestra comunicación.

En conclusión sentimos que nuestra relación se ha consolidado en plenitud porque a pesar de que antes del tratamiento teníamos una maravillosa relación de amor, admiración, comunicación y confianza, la cual creemos que fue la base para superar esta valla con éxito, hoy estamos convencidos que desarrollar una buena relación sexual es igualmente importante que las otras aristas.

“Alrededor de mis 15 años me di cuenta de que algo andaba mal. Nunca pude ponerme un tampón y cuando me tocaba la zona vaginal me dolía mucho. Todo esto lo viví en profundo silencio, me avergonzaba hablarlo con mis amigas, sentía que a nadie más le pasaba.

Las veces que intenté tener penetración sentía dolor y mucha ansiedad. Tenía pensamientos negativos con relación a la sexualidad. Cuando niña me dijeron muchas veces que iba a doler, que una ‘rosa que la tocan muchas veces se marchita’, que tenía que esperar hasta el matrimonio. Sentía angustia de no poder vivir mi vida sexual con naturalidad, así como decían vivirla mis amigas.

Hoy, tras vivir el proceso de tratamiento en Centro Miintimidad, pude darme cuenta de que existe una desinformación abismante que priva a las mujeres de conocerse a sí mismas y de gozar de su sexualidad de forma sana y natural. He logrado aprender muchas cosas sobre mi cuerpo y sobre mí misma. Con mi pareja nos hemos unido, sentimos más confianza que antes, queremos seguir experimentando y probar distintas cosas. He aprendido que la herramienta más importante es la comunicación. Decir cómo nos sentimos, cómo nos gustan las cosas, qué cosas queremos hacer o experimentar.

Agradezco este proceso, fue difícil y de mucha introspección, pero valió la pena”.

 

Ruth, 27 años

“Odette, no quiero dejar pasar más tiempo sin agradecerte por toda tu ayuda.

Te resumo mi experiencia después de terminado el tratamiento. Aún no tengo coito porque espero casarme para llegar a eso, pero sí he tenido otras experiencias de intimidad que han sido espectaculares. Estoy segura de que sin el tratamiento que hice contigo y con tu equipo nada de esto hubiera sido posible.

El conocerme, empoderarme y comunicarme con mi pareja han sido elementos claves para llegar a donde estoy. ¡Y todo eso lo aprendí con ustedes!

Espero que puedas ayudar a muchas otras parejas a tener una maravillosa y significativa intimidad”.

 

Denise, 25 años

“Hace cuatro años me diagnosticaron psoriasis en mis genitales. Al comienzo, todo estuvo bajo control, pero hace un año comencé a sentir muchas molestias al tener relaciones sexuales. Tenía mi piel con yagas y una sensación de ardor y opresión constante al tener intimidad. Mi sensibilidad estaba totalmente alterada, incluso el rose de mi piel hacía que me estremeciera y saltara de los espasmos.

Luego de múltiples consultas con distintos profesionales, fue mi dermatóloga quien me recomendó comenzar con el equipo de Centro Miintimidad, porque estaba generando una negación importante frente a mi sexualidad y la psoriasis ya no era el origen.

Sentía dolor y un ardor constante producto de las heridas en mi piel, que con el tratamiento de cremas y pastillas mejoró, pero las molestias continuaban. Cuando teníamos relaciones y había penetración sentía una opresión en la parte baja de mi cuerpo, no toleraba los roces en mi piel, tenía espasmos y me sentía muy incómoda. Todo fue empeorando con el tiempo.

Cuando comencé en el Centro me atendió un equipo maravilloso, que siempre mantuvo comunicación conmigo. Me dieron muchas facilidades, porque como vivo lejos se me hacía difícil acudir a las sesiones presenciales, sin embargo, esto no fue un impedimento para dar continuidad a mi tratamiento con el ginecólogo, kinesióloga y psicóloga.

Todas las sesiones fueron de gran aprendizaje, tanto para mí como para mi pareja, aprendí a conocerme, a quererme y a respetar mi cuerpo. Juntos descubrimos la libertad de experimentar y conocernos desde todos los sentidos.

Han sido casi tres meses de trabajo, pero ha valido la pena, mi cuerpo ya no sufre con el sexo y, a pesar de seguir en tratamiento, me siento feliz y segura de lo que he aprendido y descubierto. Muchas gracias”.

 

Vanesa, 33 años

“Tardé muchos meses en iniciar el tratamiento, sabía de su existencia, pero me daba mucho miedo y pensaba que sola podría sanar mi vaginismo. Al darme cuenta de que eso no era así, decidí comenzar con las sesiones. Al comienzo sentí muchísimo miedo y ansiedad, creía que el tratamiento no iba a funcionar. Pero poco a poco fui notando los cambios y mejorías. Pese a sentir ansiedad antes de entrar a cada sesión, (situación que trabajé con la psicóloga), siempre me iba con una sonrisa y muy feliz por mi progreso.

A veces, al realizar los ejercicios me sentía frustrada, me era muy difícil hacerlos. Pero, al mismo tiempo, sentía mucha satisfacción al darme cuenta de que esto mejoraba con el paso de los días. Ahora pienso que todo valió la pena, me he recuperado de una disfunción que pensé que tendría para toda la vida. He mejorado notablemente mi autoestima. Estoy muy agradecida de todas las personas involucradas en mi tratamiento y de mi familia que me apoyó para hacerlo.

Este proceso me ha enseñado muchísimo sobre la disciplina y sobre cómo enfrentar mis miedos, fue un proceso lleno de altos y bajos, sin embargo, mantuve la perseverancia y confié en el proceso, abriéndome a confiar en mí y en los otros”.

 

Alicia, 40 años

“Sabía que algo raro le pasaba a mi vagina. Pese a que no tenía muchos encuentros sexuales penetrativos porque no tenía pareja estable, me molestaba no poder usar tampones. Cuando trataba de ponerme uno, mi vagina automáticamente se apretaba.

Este año comencé una relación de pareja y en tres oportunidades intentamos tener encuentros sexuales, pero no pudimos. Mi vagina se apretaba.

Fue entonces cuando decidí pedir una hora médica con la ginecóloga, sospechando que algo raro pasaba. La ginecóloga me tocó la zona y me derivó con Odette Freundlich para realizarme diez sesiones de kinesiología.

Durante el mes que duró el tratamiento fui muy responsable, cumplía con todos los ejercicios que había que hacer en casa. ¡El resultado fue impactante! 100% efectivo.

Desde que me dieron el alta, he podido disfrutar de una vida sexual activa sin ningún tipo de problema, dolor o molestia. Por el contrario, los encuentros íntimos con mi pareja han sino placenteros y seguros.

¡Muchas gracias, Odette por tu trabajo!

¡Es una pena que el vaginismo sea un tema tabú del que nadie habla! Esto hace que muchas mujeres sufran pensando que no tiene solución y no es así, el tratamiento es rápido, ¡seguro y con resultados reales!”

“Yo tuve una sexualidad normal y libre hasta hace cuatro o cinco años atrás. Creo que después de una relación tóxica desarrollé vaginismo y vulvodinia, lo que trajo consigo problemas en mi sexualidad con mi actual pareja.

Llegué al centro Miintimidad gracias a las coincidencias de la vida. Yo vivo en Australia y hace un tiempo había notado que algo no andaba bien, pero al buscar ayuda fui mal diagnosticada. De visita por Chile encontré el Centro Miintimidad en Google y de milagro estaba a solo dos cuadras de donde me estaba hospedando.

No tenían hora, pero les conté mi situación y Odette hizo un espacio en su agenda para atenderme ese mismo día. Estoy muy agradecida porque gracias a esta instancia pude tener la confirmación de que esto que tenía no era normal y que existe solución.

Gracias Odette y Viznja por ayudarme a disfrutar nuevamente de mi sexualidad”.

 

Rebeca, 32 años

Mi historia es como tantas historias de otras mujeres que sufren o sufrieron de este problema y que se mantiene en silencio, a veces por demasiado tiempo.

Pertenezco a una familia muy estricta en el ámbito religioso y la relación con mis padres siempre fue distante, especialmente con mi madre, mi desarrollo psíquico y físico durante mi adolescencia fue mucho mas lento que el de mis pares, hoy recordando esto me doy cuenta que esto fue mermando mi conciencia sobre el hecho de ser mujer, me crié como una niña con miedo a la gente pero especialmente a los hombres, temor al contacto físico y especialmente al sexo. Aunque se me inculcó que tenía que llegar virgen al matrimonio mi miedo era mas fuerte y esa fue la razón por la que me mantuve virgen, lo que yo nunca pensé era que esa condición iba a durar incluso después de casarme.

Cuando tenía 19 años conocí a mi marido , yo había pololeado antes ,pero esta vez me sentí realmente conectada con alguien y por primera vez pensé en tener relaciones sexuales , pero las veces que intentamos nunca resultó , era bastante frustrante pero al final nos arreglábamos de cualquier manera para pasarlo bien.
Así pasaron 5 años y nos casamos pensando que todo se podía arreglar, pero no fue así, tener sexo siguió siendo una tortura, pese a que mi marido tenía toda la paciencia del mundo y me consolaba después de las incursiones fallidas.

Mi marido leyó un reportaje en el diario sobre un tratamiento combinado con una psicóloga y una kinesiologa; a estas alturas yo ya estaba desesperada y lo vi como una posible salida , así que llamé para pedir hora , y gracias a Dios no me había equivocado , estaba en el camino correcto.
Pedí hora en julio y comencé a visitar a estas 2 profesionales alternadamente y hoy 7 de diciembre, es decir 5 meses después puedo decir que estoy totalmente curada, tengo relaciones sexuales con regularidad y de la manera mas normal del mundo , voy al ginecólogo , que fue muy importante , pues durante el proceso me di cuenta que estaba enferma, y puedo decir ahora que soy una mujer como todas las demás.

Estoy muy agradecida de las dos especialistas pues durante el tratamiento no solo son dos profesionales tratándote sino que se convierten en unas amigas , ojalá más mujeres como yo puedan recuperarse y que lo hagan por ellas ,no solo por tener contenta a una pareja ,yo les digo que si se puede.

“El vaginismo ha sido lo peor que ha llegado a mi vida. Durante diez años sentí que no valía nada, me preguntaba por qué a mí. Mi cuadro de depresión se agudizó, cada día me desgastaba llorando y por las noches no podía dormir.

Las cosas empeoraron cuando mi esposo me fue infiel, lo hizo varias veces y eso me destrozó por completo. Me aseguraba que me amaba, pero que ‘mi problema’ lo llevaba a engañarme.

Hoy estoy intentando sanar todas mis heridas.

Hace un tiempo, por causalidad vi una publicación en Internet sobre un centro llamado Mintimidad, fue la mayor bendición que he recibido durante mucho tiempo. Su directora, Odette, me ha ayudado mucho en este proceso. Siento que la meta está cada día más cerca.

Hoy puedo decir que soy una mujer completa.

Al iniciar el tratamiento no podía tener coito por la molestia y el gran dolor que sentía, era una sensación horrible, no quería que llegara ese momento. Odette, me indicó unos ejercicios que al comienzo me parecían muy difíciles, pero con el tiempo lo fui logrando.  Los cambios han sido notorios, ahora puedo tener penetración con más facilidad.

También he notado que estoy más positiva, y que cada día me siento más completa como mujer, esto ha sido un gran paso en mi vida. Odette ha sido una bendición.

Noto que mi esposo esta más feliz y que le dan ganas de estar conmigo, la relación ha mejorado.

Les aconsejaría a otras mujeres que no se den por vecindadas, que hay esperanza, que busquen ayuda y que Centro Miintimidad es una excelente alternativa para hacer el tratamiento”.

 

Georgina, 40 años

“La próxima vez nos va a resultar… la próxima vez…” Y así nos quedábamos tranquilos, mirando hacia el techo y autoconvenciéndonos de que la próxima vez sería distinto. Pero en el fondo, nuestros intentos se hacían cada vez más esporádicos y nuestra “próxima vez” se hacía cada vez más lejana…

¿Por qué lo que para unos era algo tan natural, para nosotros se hacía tan difícil?
Si había algo que no podíamos soportar, eran aquellos inocentes comentarios de nuestros familiares y amigos, que después de 7 años de pololeo y más de 4 de casados, veían que nuestra familia no aumentaba ¿Y qué podíamos decir? ¿Qué se puede responder, si ni siquiera nosotros teníamos la respuesta para lo que nos pasaba?

Ser virgen a los 30 nos estaba pasando la cuenta y no hallábamos la forma de resolverlo. Pero lo que para algunos pudiese haber sido motivo de recriminaciones, para nosotros nunca lo fue. Era nuestro secreto y teníamos que vivirlo juntos.

Hasta que un día leímos un reportaje por Internet y nos dimos cuenta de que no éramos los únicos, y eso nos sorprendió. Nos enteramos de que nuestro problema tenía nombre y apellido, de que era algo mucho más común de lo que nosotros creíamos y, lo que era mejor, que tenía solución.

No lo pensamos dos veces y así llegamos donde la Dra. Odette, quienes nos ayudo a enfrentar y superar en sólo un par de meses lo que se había transformado en años de angustia.

Ahora, mirando hacia atrás, nos damos cuenta de lo sencillo que fue derribar ese muro invisible, y más que arrepentirnos de no haberlo hecho antes, estamos felices por nuestro futuro y de todo lo que está por venir…

Hace dos años atrás fuimos a unas cabañas en el campo para disfrutar de un fin de semana juntos e “intentar” otra vez. Esa vez nuevamente no resultó, y por esas casualidades de la vida compramos el diario y en una revista salió justamente un reportaje de matrimonios blancos o parejas no consumadas. Lo leímos y dijimos, mira, parece que esto es lo que nos pasa. Me quedo dando el vuelta el nombre de las profesionales que atendían. Hace cuatro meses atrás planeamos un paseo a playa, y nuevamente dijimos aquí si va a pasar….Lamentablemente no resultó. Internamente yo había dicho, si esta vez no pasa, consulto a las profesionales del reportaje.

Llegando a Santiago busque en Internet por el nombre que recordaba y llegue a los teléfonos. Habíamos hablado con mi pololo pero el no estaba de acuerdo, decía que éramos felices así y que para que hacer un tratamiento, si alguna vez tendría que resultar….lo malo es que en esto llevábamos 8 años….

Tomé la decisión de pedir hora y consultar sin decirle nada a mi pololo. Entre a la consulta con el alma en un hilo, aterrorizada de que pudiera ser algo sin solución. La primera cita fue la evaluación sicológica. Salí tranquila, con la esperanza de que había llegado a un lugar donde nos podían ayudar. Saliendo de la consulta llame de inmediato a mi pololo para contarle de donde venia. El se puso nervioso y no me creía, no creía que me hubiese atrevido. Le conté en lo que consistía el tratamiento y no estuvo de acuerdo en seguirlo, en realidad tenia sus dudas, así que a la segunda sesión con la Kinesiologa Odette Freundlich, el fue conmigo a salir de sus dudas y aprensiones. El seguía estando indeciso, pero finalmente decidimos intentarlo.

La primera cita con Odette fui más aterrorizada aun porque sabia que se meterían en mi vagina. Trate de relajarme y salí de esa primera consulta ilusionada. Ella me aseguraba el 100% de eficacia del tratamiento. La tercera cita con la kinesióloga Salí llorando, no sabia si seguir, me dolía, me molestaba, me angustiaba estar metida en algo así….En esos momentos el apoyo de mi novio fue demasiado importante. El avance del tratamiento era a pasos agigantados…jamás me había metido un dedo siquiera a la vagina y en la segunda sesión ya lo había logrado…avance sumamente rápido.

Terminado el tratamiento, planeamos con mi pololo irnos a la playa. Teníamos miedo a que no resultara después de todo el esfuerzo que habíamos puesto en el tratamiento.

Esa primera vez fue genial….resulto a la primera, y los dos nos mirábamos y reíamos de felicidad. Para mi era un momento demasiado importante en mi vida, sobretodo por lo difícil que fue lograrlo y la espera de tantos años. Lo más hermoso fue que cuando terminamos, nos vestimos, salimos a caminar y ese mismo día me pidió matrimonio en la playa. Estamos felices.

Hola a todas, tengo 18 años y este es mi testimonio sobre el maldito pero también bendito vaginismo.

Todo comenzó cuando cuando con mi pololo, que actualmente llevamos más de dos años juntos, estábamos disfrutando de nuestros primeros seis meses de relación, todo era perfecto, los dos estábamos enamoradísimos del otro, pero nuestra vida sexual era más maravillosa todavía, antes de conocerlo yo era virgen, por lo que con él estaba viviendo todas mis primeras experiencias sexuales y lo pasábamos excelente, no había nada que decir, hasta que de un día para otro todo cambió; comencé a sentir dolores atroces en cada relación sexual, cada vez eran peores hasta llegar a ser insoportables, nos asustamos mucho y no sabíamos que hacer, buscamos un montón de razones sin resultados, hasta que tomamos la decisión de ir al ginecólogo para que nos pudieran dar una explicación.

En la consulta médica el doctor me examinó y me diagnosticó hongos, me preguntó si usualmente mis genitales me dolían o picaban y mis respuestas claramente eran negativas, ya que los dolores solo existían dentro de las relaciones sexuales, aun así me prescribieron óvulos y cremas acorde a los hongos que supuestamente tenía. Esas cremas y óvulos fueron mi método de tortura durante mucho, cada vez que tenía que usarlas me dolía hasta las lágrimas, ya que al no haber resultados, yo volvía a la consulta de este doctor y cada vez que iba me recomendaba remedios y cremas más fuertes, que me habían sentir como si me quemaran; así pasó un año completo donde yo cada vez estaba más confundida, trataba de buscar soluciones en internet y no las encontraba hasta que llegue a las disfunciones sexuales femeninas y me encontré con el vaginismo, leer sobre esta enfermedad era como leerme a mí misma, tenía todos los síntomas, de hecho en varias de estas páginas se hablaba de que una de las causas podían ser los abusos sexuales, los cuales yo también sufrí en algún momento de mi vida, pero claro necesitaba que un profesional me lo dijera y me explicara cómo salir de esto, por lo que cambié de doctor y fui a la consulta de un ginecólogo amigo de mi familia, me revisó y lo primero que dijo fue que no tenia hongos, que era saludable pero para descartar me mandó a hacer unos doce exámenes para descartar cualquier cosa, me los hice y de nuevo nada, cada vez estaba más confundida y cuando fui a la consulta para que me diera una respuesta sobre los exámenes de nuevo no la encontré, de hecho le hablé sobre mis averiguaciones sobre el vaginismo y me explicó que él no conocía sobre esta enfermedad por lo que tampoco me podía derivar a un sicólogo, me dio unos lubricantes para que usara y me fui a mi casa con aún más dudas. Durante todo este tiempo debo decir que mi pololo estuvo en todas, pasamos por distintas etapas, de frustración, de desgano, de momentos en que yo sufrí los dolores solo para no dejar de ser la mujer que era para él, momentos en que sentimos que ya no iba a poder lograrlo, en que incluso me resigné al hecho de no poder tener relaciones, y en todos esos momentos el estuvo para mí. Después de esta consulta volvimos a la nada hasta que después de unos dos meses mi mamá preocupada por lo que me ocurría también comenzó a investigar y se encontró con la pagina vaginismo.cl, donde se explicaba lo que era esta enfermedad, que era tratada por un equipo de especialistas y donde se aseguraba que esto tenia solución, cuando la vi, pensé que esta era la última luz de esperanza que existía, y que si ya después de esto no había solución debía resignarme y afrontar las consecuencias que esto traía para mi vida amorosa. Para nosotros fue muy difícil ya que el problema del dinero era un gran tema para nosotros, pero había que hacer el esfuerzo como sea y confiamos.

La primera vez que fui estaba muy nerviosa, no sabíamos que iba a pasar pero desde que entré a la oficina de la Dra. Odette me sentí segura de que esto iba a pasar, sus palabras me confortaron y me dieron la confianza que necesitaba para saber que iba a salir de esto, así también conocí a la Sexologa, la cual también tuvo un papel importante en todo esto, ya que con ella me di cuenta de todas las cosas que había dejado de lado por esto, el ser femenina, el ser sexy, el ser yo como persona con carácter, con personalidad y con seguridad de sí misma, pero sobre todo me hizo darme cuenta en como había dejado de ser mujer, así de apoco y después de muchas lágrimas y sesiones donde me hacia darme cuenta de tantas cosas, puedo decir que en cuanto lo emocional he vuelto a ser yo, a ser todo lo que ya no era, y que extrañaba tanto ser, más aún con los ejercicios de la Dra. Odette, que debo decir que al principio fue muy difícil, ya que me había acostumbrado a la sensación de dolor y de miedo por lo que mi mente rechazaba cualquier cosa que se acercara a mi vagina, pero después de muchas luchas mentales y de grandes avances mis ejercicios comenzaron a dar resultado. Recuerdo con mucha emoción uno de los primeros ejercicios, donde pude introducirme un dedo, lo cual para mí en ese momento era un sueño, algo imposible que ni siquiera hubiera podido imaginar, ahí fue cuando me di cuenta que lo estaba logrando y que todo volvería a ser como antes, así también después de usar los dilatadores que eran grandes desafíos par mi y con los cuales no tuve ningún problema, hoy puedo decir que estoy sana. Hace menos de una semana tuve mi primera relación sexual con mi pololo después de meses sin actividad sexual, ya no puedo más de felicidad, fue hermoso, fue perfecto, no sentí ningún tipo de dolor, ni tampoco hubo miedo en mi, fue como era antes, lo pasamos excelente y para los dos creo que fue un momento que jamás olvidaremos, por lo que lo único que me queda decir es Gracias Doctoras por ayudarme a salir de esta, a volver a ser la que era antes, por todas sus palabras reconfortantes que muchas veces nos dijeron, por siempre ser tan lindas con nosotros, por ayudarme a sanar y a devolvernos la vida. Las queremos y recordaremos por siempre.

Mamá virgen
Doce años de eterno matrimonio, un hermoso hijo de cuatro años y un gran secreto, nunca tuvimos penetración. Tengo 33 años, criada por un padre sumamente estricto que decía: “me voy del país si una de mis hijas pololeando queda embarazada”, “que te acompañe tu hermana si estás con tu pololo en la casa”, “cuidadito, cuidadito”… mis compañeras de curso, hablaban de su primera vez, que era doloroso el acto del amor… siempre le decía a mi marido, que mi intención era llegar virgen al matrimonio, muy de acuerdo, pero con el tiempo empezamos a experimentar el deseo de hacer el amor como todas las parejas, lindos momentos, pero al intentar la penetración el miedo a quedar embarazada y al dolor, me atormentaba y hasta ahí llegábamos.

Con el tiempo nos acostumbramos a pasarlo bien así, caricias y roces, y un día me sentí mareada y con muchas arcadas, sorpresa grande, bebé en camino, sentimientos encontrados “felicidad y amor” y “pena y angustia”, “embarazada sin penetración”. Recuerdo cuando mi numerosa familia organizó una celebración por mi embarazo y las tallas se dejaban caer “pero si sólo andaban de la manito”, “miren los tortolitos” “pero si eran solo besitos”…y en mi interior, “si supieran”, “si supieran”. Nueve meses y nació mi hijito maravilloso y con mi marido seguíamos intentando hacerlo bien y no podía, no podía, fobia a la penetración, llegué al punto en que ya no me daban ganas de hacer nada, y nuestro hijito era nuestra única atención.

Un día en el trabajo busqué en la web el tema “embarazo sin penetración”, me arrojaba siempre la página de WWW.miintimidad.cl, leí cinco testimonios que representaban todo lo que me pasaba, dos meses que día a día visitaba la página, leía, leía, leía, dos meses demoré en tomar la decisión de escribir un email a la Doctora Odette, me respondió enseguida, no dudé un minuto tomé una hora y desde el primer contacto personal con ella en su consulta, me entregó confianza absoluta de superar mi tema “vaginismo”. Empecé el tratamiento con gran entusiasmo, era ahora o nunca, cumpliendo todos los ejercicios de la Doctora Odette y las instrucciones que me entregaba la Psicóloga ¡Valor! Un dedito en el interior de mi vagina, luego dilatadores, mis juguetitos que se convertían en las tareas de casa, jamás me hubiera imaginado que sería capaz de introducirlos y sin dolor…. Llegó el momento de debutar y alegría, risas, abrazos, besos, síííííííí lo logramos!!!! Que felicidad!! Lo único que atinaba a decirle a mi marido por fin tema superado!!!!!.

Desde esa noche, enterré los años de enorme frustración y pena, estoy feliz, contenta, tengo mi bebé, mi eternomarido, a quien le agradezco su infinita paciencia “12 años” e incondicional apoyo durante el tratamiento, que con mucho humor se lo tomó. Y por último, como dije: “las diez mejores horas de viaje arriba de un Bus para llegar a Santiago, fueron el tiempo mejor invertido en mi vida”… Gracias Doctoras, por haberme ayudado y darme las facilidades para atenderme con ustedes…

Tengo 34 años y llevo 4 años casada, la vida me cambio en un 100% cuando tuve la necesidad con mi marido de tener un bebe; pero nunca había existido penetración en las relaciones sexuales , llevábamos 10 años juntos y ninguno tenía experiencia anterior , para nosotros era normal no tener penetración , pero más que normal era cómodo porque evitábamos el embarazo y los anticonceptivos, puesto que sabíamos que no podríamos embarazarnos y además queríamos casarnos primero y “ consumar ” nuestro amor en el matrimonio; pues bien nos casamos maravillosamente; ambos sabíamos que nos amábamos por sobre todo.

Hasta que tampoco resulto la penetración el problema era mío puesto que me dolía al menor contacto, era un show el que hacía, y con el tiempo evitamos intentar siquiera la penetración, hasta que llego el momento que decidimos tener un hijo ,y obvio que sin penetración no podía pasar, aunque creíamos que podía suceder el milagro; hasta que un día nos decidimos consultar a un Doctor especialista en fertilidad, y le contamos que no había penetración , pero que pensábamos que alguno de los dos no era fértil, y el doctor trato de hacer una eco transvaginal esto fue en Agosto y no pudo ni siquiera tocarme porque, empecé a llorar al ver el instrumento y sufrir de dolor, su diagnostico; un posible vaginismo que no tenía nada que ver con la fertilidad, lamentablemente el no podía ayudar, pero me derivo donde una especialista en disfunciones sexuales.

Lo único malo que quedaba en Santiago ( yo vivo 500 km de esa ciudad), pero con mi marido gracias a Dios nos decidimos y visitamos a la doctora Odette el mismo mes Agosto, la primera visita nos cambio la vida, ella confirmo el Vaginismo y comenzó el tratamiento que duro aproximadamente 14 sesiones , jamás siquiera me había mirado la vagina, fue maravilloso el cambio, ya en la segunda sesión me podía introducir el dedo, estaba feliz, porque había posibilidad de tener un bebe y disfrutar de la relación sexual, al finalizar el tratamiento en el mes de Noviembre nuestra verdadera Luna de miel fue maravillosa no hubo dolor un poquito de incomodidad, pero el avance fue espectacular , impresionante, los ejercicios los comencé a dejara de manera paulatina hasta que en Diciembre ya las relaciones sexuales eran sin ningún tipo de ayuda, ni dolor ni menos incomodidad.

Lo maravilloso de todo esto es que en la noche Navidad (24 Dic), me realice un test de embarazo y salió positivo , ya tengo 4 semanas de embarazo y con mi marido no cabe más emoción en nuestro corazón…

Es difícil explicar por escrito como me siento ahora que el tratamiento ha terminado; pero resumiendo todo en una palabra, creo que Plena es la palabra precisa, capaz de expresar mucho con sólo pronunciarla.

Cuando me vi enfrentada al diagnóstico de vaginismo, sólo ideas negras se me venían a la cabeza; haber esperado 28 años para perder la virginidad con la persona que amo y no poder hacerlo me hacía sentir “discapacitada”. Sé que discapacitada es una palabra fuerte, que probablemente no aplica a mi situación, pero así era cómo me sentía y no podía evitarlo.

Era mi secreto y el de mi pareja, quien me apoyó en todo: incluso orientándome con quién podía acudir y sin pensarlo dos veces y dejar pasar más tiempo (tiempo que claramente llevaría a culpabilidades, resentimientos) pedí hora con Odette.

Con el paso de las sesiones y la confianza que me daba la kinesióloga Odette Freundlich fui superando mi problema. Perdiendo ese miedo inconsciente, irracional y paralizante pudiendo al fin entregarme por completo al único amor de mi vida…sin dolor, solo calma
Sólo me queda decir que se puede, no lo vean como un imposible. Las cosas no tienen por qué ser así; todas las mujeres y parejas tienen derecho a sentirse tan plenas como yo me siento ahora. Así que luchen y con la ayuda de las personas correctas verán que todo es más fácil de lo que pensaban.

Fui criada en una familia muy conservadora, con padres que no me dieron permiso para pololear hasta los 22 años, muy estrictos y siempre dando como explicación que al pololear podía quedar embarazada y que tenía que estudiar sin distracciones.

Yo y mi pareja tenemos 31 años, nos conocimos a los 21 y a los 22 comenzamos ya formalmente nuestro camino juntos, que con sus altos y bajos ha durado hasta ahora.

Si hay algo que debo agradecer de esta relación es la paciencia que él ha tenido conmigo. En un principio de nuestra relación intentamos con juegos sexuales, pero nunca llegamos a la penetración, luego vino la distancia siempre con el miedo al dolor. Mis piernas se cerraban solas al momento de estar juntos, y hubo un tiempo en que ya no quería siquiera que me tocara porque sabía que él tendría ganas y yo no podría cumplir.

Pasaron los años y el 2016 nos separamos porque la situación no daba para más. Estuvimos en psicólogos, dejamos nuestra casa y cada uno se fue con sus padres, sin embargo, el amor fue más grande y volvimos en un intento de querer solucionar esto, pero no fue hasta julio del 2017 que casualmente mi pareja escuchando la radio se encontró con la doctora Odette. Curioso buscó su página, en la tarde me habló de ella, leí los testimonios. Jamás imaginé que más mujeres tuvieran experiencias tan similares a la mía, a la nuestra. El silencio fue mi mayor error, así como la ignorancia de pensar que esto era sólo un problema mío y que era imposible siquiera tratarlo.

Sin siquiera buscar más, dije Sí, tengo que ir con ella. Agendamos hora y a fines de julio conocimos a la doctora, el diagnóstico: vaginismo. Ya por su página entendía de qué se trataba, pero antes jamás siquiera escuché de este problema.

En la primera revisión sentí pánico, mis piernas estaban tiesas, mi sector pélvico peor aún, pero fue increíble cómo a medida que avanzaba en las sesiones sentía más confianza y menos dolor, obviamente siempre muy atenta de realizar todo lo que la doctora indicaba, y mi pareja ayudando en todas las tareas posibles. En un tratamiento al que hay que dedicarle tiempo y cumplir todas las tareas y procesos indicados por la doctora.

Llegó el momento de nuestro primer encuentro autorizado por la doctora y todo fue mucho más fácil. Han pasado casi 6 meses desde que conocimos a la doctora y si bien ha sido un trabajo con muchos cuidados y siempre muy responsable, debo decir que fue la mejor decisión que pudimos tomar. El dolor ha desaparecido casi completamente y lo más importante es que gracias a que nos abrimos más en el tema sexual, también te das cuenta de que existen miles de formas de pasarlo bien con tu pareja.

Agradezco infinitamente a Dios al hombre que puso a mi lado y la oportunidad que nos dio de encontrar el centro Mi Intimidad y a la doctora Odette. Sin duda nos ha cambiado la vida.

¡Ahora a disfrutar que ya muchos años hemos perdido!!!

Escucha alguno de los testimonios relatados por nuestros pacientes:

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